martes, 30 de junio de 2009


Siempre me pregunto lo mismo. que es la amistad? La amistad es una cajita de cristal. Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor. Un cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus sueños. Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca. Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas. Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes. Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu cajita de cristal. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquello por lo que darías todo. ¡Menos tu cajita de cristal!.

Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; Uno aprende que el amor no significa acostarse, que una compañía no significa seguridad y uno empieza a aprender. Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas; y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Y uno aprende a construir sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo, uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Y aprende a decorar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano tendrás que volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de que si estás a lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo también aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar, cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo aprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas. Con el tiempo te das cuenta que en realidad, lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante. Y aprendes que hay 3 momentos en la vida que uno no puede remediar: la oportunidad que dejaste pasar, la cita a la que no asististe, la ofensa que ya pronunciaste. Con el tiempo también aprendes sobre el dinero y entonces, comprendes que puedes comprar una casa, pero no un hogar; puedes comprarte una cama, pero no hacerte dormir; puedes comprarte un reloj, pero no te dará tiempo; puedes comprarte un libro, pero no conocimiento o lo que necesitas aprender; puedes comprarte una posición, pero no sirve para tener respeto; puedes comprarte medicinas y pagar la consulta al médico, pero no te dará salud; puedes comprarte sangre, pero no vida; puedes comprarte sexo, pero no amor. Con el tiempo aprendes que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuántos planes tengas, el mañana no existe y el ayer tampoco. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, ya no tiene ningún sentido. Pero infortunadamente, todo esto lo aprendes solo con el tiempo.

jueves, 18 de junio de 2009


Que difícil se hace dar por terminado algo que no queremos y que sabemos que seguir nos daña y terminaríamos destruídos. ¿Por qué todo se vuelve tolerante con el otro, cuando pueden las actitudes peores fluírte de manera sutil? ¿Por qué escucho palabras y se escapan y olvido lo que me convendría recordar? Pero en fin, mirar hacia atrás en el tiempo me hizo dar cuenta de que hay algo más, sentí que el primer encuentro fue algo mágico que ya no está, que pena de verdad que hayas matado mi ilusión. Que hayas acabado con mi sonrisa y brillos en los ojos, que hayas acabado con mi buen humor y con esas ganas locas de verte. Hoy siento que todo lo contrario acude a mí, que volvió el dolor, llegó la decepción, pero es así. Mi amor no te sirve de nada, en tu viaje me siento de más. Por favor no te olvides de nada, siempre es buena una historia de amor. Sé que a veces miras una estrella y sabes que ella tiene razón, ojalá se te vuele la niebla para encontrar tu corazón.

miércoles, 17 de junio de 2009


Sufriendo por una herida abierta, conociendo el destino y aún esperando el milagro. Un cambio radical que nunca surgirá, la inocencia de esperar que el tiempo solucione lo irreparable. Acá me encuentro en el mismo lugar donde me dejaste alguna vez, con mis pensamientos puestos en vos, y los tuyos quien sabe. Quieta y en silencio. Añorar, buscar, desear, llorar y por fin desesperar. ¿Quién podrá contarte que aquí me encuentro igual que siempre y peor que nunca? ¿Quién se conmoverá con mis letras y las transformará en un pedido de ayuda? Si de alguna manera supieras que no pude expresar lo que ahora mismo no te puedo dar.

domingo, 14 de junio de 2009


Todas las historias tienen un final y no es siempre feliz; quizá me equivoqué pensando en un futuro junto a ti. Y sé que no se puede cambiar nada ya, paso de rayadas porque ni siquiera ya me quedan ganas. Tengo una espina clavada que se agota como la tinta, no todo es tan bonito como te lo pintan. Y lo siento, sé que no soy perfecta pero, juro no volver nunca jamás a mirar hacia atrás. Nadie puede calmar este odio que encierro dentro, mi cuerpo está por explotar, murió y quedó sin sentimientos. Miento al decir que soy otra pero vivo en el abismo, no es que mi corazón esté roto, es que ya no es el mismo. Mis ojos están secos, ya no lloran, pero quiero desahogarme de este peso que me controla. Y quizás sea verdad, ya no sé qué creer, quizá el amor no exista y me pregunto por qué creí en él. Las promesas son mentiras, el silencio te escucha, el tiempo nos olvida, la vida es una continua lucha. El paisaje cambia porque no puedo pintarlo yo; si sigo aquí es porque tengo un contrato con Dios. Mis heridas no se sanan, pero sí se hacen más grandes. ¡Tú no me entiendes, cállate, mírame, dime que mientes!. Tú decides si quieres olvidarme o vivir con eso. Confieso que no sigo siendo aquella aunque lo intento. Te juro que pensé que tú podías ser mi vida y no quiero pensar que me equivoqué como la mayoría. Y sé que mereces mucho más, quizás me sienta así por nunca sabértelo dar. Se empieza por perder la ilusión y luego la magia, después va la esperanza hasta que ya no queda nada; ¡Solo rabia, odio! Todo esto porque se acaba. Sientes como la poca luz que queda se apaga.